La ciudad de no se encuentra en medio de un desierto, sino en el Estado de Pensilvania. Sin embargo, para la gente que vive aquí el agua potable se ha convertido en un lujo. Las fuentes acuosas de las que dispone la ciudad están contaminadas.
Craig Sauntner, residente de la localidad, cuenta que su hijo tuvo llagas abiertas en sus piernas después de utilizar esta agua y su hija sufrió de eczemas.
Los habitantes de Dimock viven sobre un yacimiento abundante de gas natural, una de las mejores alternativas del petróleo en el país. La mayoría de ellos firmó un contrato con la petrolera, que a primera vista parecía mutuamente beneficioso. Permitiendo la extracción de gas en su territorio, se aseguraban un porcentaje de las ventas.
Pero el precio a pagar resultó demasiado alto. La gente acostumbrada al agua cristalina ahora la tiene llena de metano.
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